Mi familia, se podría definir como una familia sencilla y poco numerosa, ya que somos solo tres: mi madre, mi padre y yo.
Empezaremos por mi madre. Mi madre se llama Elena, y le encanta la cocina y leer, por lo que la considero una mujer culta. Detesta los animales, por lo que vendría bien no acercarle ninguno. Apenas tiene puntos débiles, así que no es fácil de manejar y no se considera un juguete con el que poder jugar. Sus funciones dentro de la familia son fáciles, cuidarnos y ayudarnos tanto a mí como a mi padre en lo que haga falta.
Mi padre se llama José Francisco, y si mi madre era difícil de manejar, él es todo lo contrario. Por fuera puede que parezca un hombre serio, pero si te quedas cinco minutos hablando con él, cambias de opinión: jamás encontrarás un hombre tan bromista y divertido como él. Mi padre es un hombre trabajador, que le encanta el jardín y viajar. Tiene algún que otro punto débil, pero el principal, es que es muy humilde. Si le pides algo, lo hará, sin costarle trabajo; pero aún así tiene sus límites. Sus funciones: mantener a mi familia y poder contar con él para todo.
Yo, bueno, yo soy la hija del matrimonio. Me llamo Sara. Ahora mismo estoy estudiando, una cosa que me gusta bastante, o hasta lo máximo que le puede gustar a un estudiante los estudios. Puntos débiles... sí, tengo muchos, quizás la que más tiene de toda mi familia. Creo que no debería decirlos, porque así, sería más fácil de manejar y, yo, al igual que mi madre, no me considero un juguete. Mis funciones en mi familia, son aportar todo lo que pueda a mis padres y estar siempre ahí para todo lo que necesiten (lo que debería hacer cualquier hijo), incluido hacerlos felices.
ADVERTENCIA: No usar a mi familia sin haber leído antes estas instrucciones.
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