De pequeños ojos marrones, nariz corta y ancha, labios rojos color amapola, que esconden unos dientes blancos como la nieve y casi sin imperfecciones, es uno de mis primos.
En su piel blanca, abundan lunares, que no se pueden contar con los dedos de la mano. Su pelo color marrón no muy oscuro, deja ver sus orejas, de no mucho tamaño, pero que son capaces de oír lo que nadie espera. Su cuerpo delgado, pero a la vez fuerte como un roble y alto como un pino, hace a sus manos huesudas y a sus pies grandes.
Mi primo, a sus 16 años de edad, tiene un carácter ácido como la naranja y agrio como el limón. Sólo con su mirada, hace ver a los demás que no es nada transparente. También, es demasiado nervioso, por lo que no para ni un segundo, y cuando se altera es un ratón enjaulado.
Y siendo todo lo anterior, tiene la mentalidad de un niño, y está buscando todo el día guerra, siempre quiere salirse con la suya. Algunas veces, se cree que es el rey de la manada, que todo es suyo y que puede mandar sobre quién quiera. Como nosotros sabemos que no es así, intentamos de hacerle ver lo contrario, pero al ser tan cabezota, no soporta que le digan lo correcto.
Ahora sí, no todo es malo en él: también tiene sus puntos positivos. A mí, me hace reír, siempre me saca una sonrisa, me ayuda en lo que puede y con él aprendo algunas que otras cosas.
Así, con sus defectos y virtudes, es mi primo.
viernes, 30 de mayo de 2014
miércoles, 21 de mayo de 2014
Instrucciones de mi familia
Mi familia, se podría definir como una familia sencilla y poco numerosa, ya que somos solo tres: mi madre, mi padre y yo.
Empezaremos por mi madre. Mi madre se llama Elena, y le encanta la cocina y leer, por lo que la considero una mujer culta. Detesta los animales, por lo que vendría bien no acercarle ninguno. Apenas tiene puntos débiles, así que no es fácil de manejar y no se considera un juguete con el que poder jugar. Sus funciones dentro de la familia son fáciles, cuidarnos y ayudarnos tanto a mí como a mi padre en lo que haga falta.
Mi padre se llama José Francisco, y si mi madre era difícil de manejar, él es todo lo contrario. Por fuera puede que parezca un hombre serio, pero si te quedas cinco minutos hablando con él, cambias de opinión: jamás encontrarás un hombre tan bromista y divertido como él. Mi padre es un hombre trabajador, que le encanta el jardín y viajar. Tiene algún que otro punto débil, pero el principal, es que es muy humilde. Si le pides algo, lo hará, sin costarle trabajo; pero aún así tiene sus límites. Sus funciones: mantener a mi familia y poder contar con él para todo.
Yo, bueno, yo soy la hija del matrimonio. Me llamo Sara. Ahora mismo estoy estudiando, una cosa que me gusta bastante, o hasta lo máximo que le puede gustar a un estudiante los estudios. Puntos débiles... sí, tengo muchos, quizás la que más tiene de toda mi familia. Creo que no debería decirlos, porque así, sería más fácil de manejar y, yo, al igual que mi madre, no me considero un juguete. Mis funciones en mi familia, son aportar todo lo que pueda a mis padres y estar siempre ahí para todo lo que necesiten (lo que debería hacer cualquier hijo), incluido hacerlos felices.
ADVERTENCIA: No usar a mi familia sin haber leído antes estas instrucciones.
Empezaremos por mi madre. Mi madre se llama Elena, y le encanta la cocina y leer, por lo que la considero una mujer culta. Detesta los animales, por lo que vendría bien no acercarle ninguno. Apenas tiene puntos débiles, así que no es fácil de manejar y no se considera un juguete con el que poder jugar. Sus funciones dentro de la familia son fáciles, cuidarnos y ayudarnos tanto a mí como a mi padre en lo que haga falta.
Mi padre se llama José Francisco, y si mi madre era difícil de manejar, él es todo lo contrario. Por fuera puede que parezca un hombre serio, pero si te quedas cinco minutos hablando con él, cambias de opinión: jamás encontrarás un hombre tan bromista y divertido como él. Mi padre es un hombre trabajador, que le encanta el jardín y viajar. Tiene algún que otro punto débil, pero el principal, es que es muy humilde. Si le pides algo, lo hará, sin costarle trabajo; pero aún así tiene sus límites. Sus funciones: mantener a mi familia y poder contar con él para todo.
Yo, bueno, yo soy la hija del matrimonio. Me llamo Sara. Ahora mismo estoy estudiando, una cosa que me gusta bastante, o hasta lo máximo que le puede gustar a un estudiante los estudios. Puntos débiles... sí, tengo muchos, quizás la que más tiene de toda mi familia. Creo que no debería decirlos, porque así, sería más fácil de manejar y, yo, al igual que mi madre, no me considero un juguete. Mis funciones en mi familia, son aportar todo lo que pueda a mis padres y estar siempre ahí para todo lo que necesiten (lo que debería hacer cualquier hijo), incluido hacerlos felices.
ADVERTENCIA: No usar a mi familia sin haber leído antes estas instrucciones.
domingo, 4 de mayo de 2014
Receta: Buñuelos de mi abuela
Esta receta la hacía mi abuela muchas tardes de invierno para merendar en familia. Ahora, mi madre la sigue haciendo algunas tardes, y yo he querido aprenderla. Están, a mi gusto, muy buenos, sobre todo si lo espolvoreas con azúcar.
- Harina
- Levadura
- Huevos
- Pizca de sal
- Agua templada
- Vinagre
- Aceite para freír
ELABORACIÓN:
Batimos en un bol 2 huevos, añadimos 1 cucharada de vinagre y una pizca de sal. Agregamos el agua templada y vamos echando harina y la levadura, hasta que la masa se pueda manejar con las manos.
Ponemos a calentar aceite en una sartén y con las manos vamos haciendo los buñuelos y friéndolos en el aceite hasta que estén dorados.
Los sacamos y los escurrimos en un plato con un papel de cocina, y ya están listos para comer. También se pueden espolvorear con azúcar, para un sabor aún mejor. ¡A comer!
Por eso pido...
Una alumna del Instituto IES San Blas de Aracena,
Sara Bomba González, de 13 años de edad,
vecina de Aracena, Huelva,
hija de José Francisco y Elena.
EXPONE
Que entrar en lo que hoy nos dedicamos es un infierno, no hay orden,
que el instituto está en manos de los alumnos, ya nadie confía en nadie.
Que las cosas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos,
que ya no hay respeto, ni siquiera educación.
Que lo único que se aprende aquí es la desconfianza,
que habita el miedo por los pasillos y en las aulas solo viven animales salvajes,
deseando salir a esos pasillos a comerse el mundo.
Por todo esto, y por muchas otras cosas más,
SOLICITA
Que tomen medidas más fuertes,
que pongan orden en esos pasillos por los que pasan cientos de personas diariamente.
Que hagan que el respeto, la educación, y la confianza la tengamos los unos en los otros.
Que enseñen a esos animales a ser los que verdaderamente son, personas civilizadas,
o por lo menos a parecerlo.
Y lo más importante que nos den a todos la misma libertad y que nos quiten el miedo.
Que los que verdaderamente estén a cargo del instituto, y no los alumnos,
se encarguen de lo pedido y que hagan a este lugar parecer lo que hoy no parece.
Sara Bomba González, de 13 años de edad,
vecina de Aracena, Huelva,
hija de José Francisco y Elena.
EXPONE
Que entrar en lo que hoy nos dedicamos es un infierno, no hay orden,
que el instituto está en manos de los alumnos, ya nadie confía en nadie.
Que las cosas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos,
que ya no hay respeto, ni siquiera educación.
Que lo único que se aprende aquí es la desconfianza,
que habita el miedo por los pasillos y en las aulas solo viven animales salvajes,
deseando salir a esos pasillos a comerse el mundo.
Por todo esto, y por muchas otras cosas más,
SOLICITA
Que tomen medidas más fuertes,
que pongan orden en esos pasillos por los que pasan cientos de personas diariamente.
Que hagan que el respeto, la educación, y la confianza la tengamos los unos en los otros.
Que enseñen a esos animales a ser los que verdaderamente son, personas civilizadas,
o por lo menos a parecerlo.
Y lo más importante que nos den a todos la misma libertad y que nos quiten el miedo.
Que los que verdaderamente estén a cargo del instituto, y no los alumnos,
se encarguen de lo pedido y que hagan a este lugar parecer lo que hoy no parece.
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